Dirección:
Almonte (Huelva)
Disponibilidad completa:
E-mail: buenanueva@hotmail.es

Denuncia ciudadana por acoso, persecución y presunta corrupción de menores en Almonte (Huelva).
Nombre y apellido: Jesús del Pino Marín, DNI/NIE: 09019929L, con domicilio en C/ El Saltillo 25, Código postal: 21730, Localidad: Almonte, Provincia: Huelva. Teléfono móvil: 636 753 259 Correo electrónico: buenanueva@hotmail.es Web/Blog: www.novaevangelizatio.org
Ante el alcalde del municipio de Almonte:
Excmo. Sr. Francisco Bella Galán.
Exposición argumentativa:
A continuación, procedo a resumir los hechos acaecidos en la temporada de la Navidad del año 2024 y que se desarrollan de una forma más amplia con vínculos electrónicos en la documentación adjunta que en este caso forma parte del contenido de una denuncia ciudadana publicada en un Blog que administro personalmente por un caso de acoso, persecución y presunta corrupción de menores en la localidad de Almonte (Huelva).
A fecha a pie de página introduzco esta denuncia ciudadana en primer lugar a título informativo y también como reclamación en el registro telemático del Ayuntamiento de Almonte con el fin de poder buscar soluciones efectivas que puedan regular con verdadera justicia y equidad las normas cívicas según las leyes establecidas principalmente dentro de los reglamentos municipales propios de Almonte, para poder evitar en lo posible un conflicto legal con las autoridades implicadas.
Mi deber como ciudadano es informarles en primer lugar sobre las actividades ilícitas dentro de la temporada de Navidad, cuando la música de los locales colindantes a la Pquia. de Ntra. Sra. de la Asunción perturban el orden y la paz del templo, sin respetar ni tan siquiera los momentos de oración y culto. Esta intención es anexa a la denuncia ciudadana que en este caso pone de manifiesto la permisión del Ayto. de Almonte por medio de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que, ante un posible conflicto de intereses parecen no hacer un seguimiento en el control de la venta de alcohol a los menores en estos bares y cafeterías ubicadas en el centro de esta localidad. Por otro lado, manifiesto personalmente que me siento acosado y perseguido por estas autoridades del orden por el simple hecho de tratar de moderar y corregir fraternalmente al resto de los fieles laicos que practican con frecuencia en dicha parroquia por la falta de respeto que muestran cuando éstos generan ruido en el interior del templo, muy especialmente cuando concluye el Santo Oficio.
Es conocido que en vísperas de los días de Navidad y año nuevo gran parte de la juventud y otras personas más adultas últimamente frecuentan más el espacio de la plaza céntrica de Almonte, donde sabemos que se encuentra ubicada desde hace siglos la Pquia. de Ntra. Sra. de la Asunción. Es importante destacar este detalle histórico puesto que los locales comerciales colindantes a este lugar de culto han colonizado este lugar con el único objetivo de sacar un rédito económico. A pesar de que los intereses de la Iglesia y la de los comerciantes son completamente opuestos, deberían de tener también hacia nosotros un profundo respeto, si no es por razón de nuestra fe al menos porque los fieles no podemos plantearnos marcharnos a otro lugar para poder seguir dando un culto digno a Dios, pues nosotros debemos de seguir esta piadosa costumbre en este lugar concreto porque así nos ha sido enseñada por nuestros padres y también por nuestros antepasados.
El día 24 de diciembre en torno a las 18:45 h me dirigí a la parroquia para poder recogerme en oración delante del Santísimo para prepararme antes de la Santa Misa del Gallo, aunque mi sorpresa fue cuando observé una carpa al aire libre que había preparado una nueva cafetería (El Monumento) que el Ayto. de Almonte había concedido recientemente su licencia de apertura. Esta carpa musical provista al aire libre lindaba a 20-25 metros frente a la puerta de esta Iglesia. Ya en otros días pasados el escándalo en la plaza por causa de otros bares que se encuentran en este mismo lugar que tenían también la música alta en el exterior, molestaban en las horas de culto y desde este momento tuve mi sospecha fundada de que el Ayuntamiento estaba permitiendo ilegalmente que estos locales comerciales no tuvieran una licencia de música y sala de espectáculos para poder desarrollar dicho ejercicio. La sospecha está confirmada, cuando Alfredo Capea, propietario de la cafetería y bar “El Monumento” lo llegó hacer en una grabación.
En esta grabación el propietario confirmaba que la responsabilidad de este escándalo frente al templo era del Ayto. de Almonte. No quiso ceder en ningún momento ni siquiera para bajar el volumen, porque según él: “Las personas se marcharían a otro bar”. Según dice también en esta grabación de forma explícita cuando debatíamos sobre otros locales competentes que también tenían la música exterior que molestaba a terceros y que por encontrarse en minoría temen denunciar estas causas: “Esta es una competencia en la que hay que dar de beber a todo el mundo”. Después de hacer esta afirmación y al terminar la conversación sin haber conseguido que se hubiese respetado al menos nuestros horarios de culto miré alrededor del local y había personas de todas las edades, pues cuando me dirigí al exterior al mismo tiempo también salía de su local un niño que podría tener 12 o 13 años. El hecho más escandaloso fue cuando salí y pude apreciar que en la puerta había también menores consumiendo (el consumo de alcohol suele ser frecuente también en estas edades). Tomé varias filmaciones con mi teléfono que no comparto de forma pública para no revelar la identidad de los menores. Detrás de la Iglesia ese mismo día tuve necesidad de comprar una botella de agua. En este local también pude apreciar que había menores dentro del local.
En cuanto a esta supuesta corrupción de menores cabe decir que en España sí que es necesario pedir el D.N.I a cualquier persona que, por su apariencia, pueda parecer menor de 18 años. Aunque no hay una obligación de solicitarlo a todos los clientes, la ley prohíbe explícitamente la venta de alcohol a menores de edad. Por lo tanto, los establecimientos están obligados a tomar precauciones para evitar sanciones. Puesto que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y otros organismos de control parecen omitir su función de inspección para poder controlar que en este caso se está cumpliendo o no con esta norma en Almonte, puedo presentar como prueba a varias personas que se ofrecen en este caso como testigos. Estas personas en aquel momento hicieron diversas solicitudes telefónicas dirigidas tanto a la comisaría de la Policía Local, así como al cuartel de la Guardia Civil, aunque lamentablemente no fueron debidamente atendidas.
Tras haber expuesto la primera parte de la presente denuncia ciudadana cabe decir que mientras que las autoridades del orden parecen omitir su función de inspección para controlar en primer lugar la venta de alcohol y la limitación del ruido en dicho lugar concreto de esta localidad, siento por otro lado que soy objeto de acoso y persecución por el simple hecho de tener que llamar la atención en el interior de la Iglesia para que otros fieles puedan moderar su tono de voz y puedan respetar el silencio que debería de haber en este lugar sagrado. Cabe destacar además que el templo es una casa de oración y cuando las personas en su error o confusión hacen un uso de este lugar para otro fin diferente a este, es un deber primero de la autoridad eclesial corregir fraternalmente a las personas (Mt. 18,15-17) y en el caso de que dicha autoridad no parezca importarle la sacralidad del lugar, a cualquier cristiano nos es lícito seguir el ejemplo de Cristo cuando también tuvo un arrebato de celo por el templo según cita el Evangelio echando a las personas de este lugar (Mt. 21,12-17; Jn. 2, 13-25). Este arrebato de celo por la casa de Dios también puede implicar en muchas ocasiones tener que elevar el tono de voz de una forma proporcional al tono que tienen aquellas personas que por actuar de esta manera no son apenas conscientes de su falsa piedad. Es lo que los clásicos llamaban el irascible. Esas fuerzas pasionales, hermanas del concupiscible, que Dios nos ha dado para que, bajo la guía de la prudencia, atemperadas por la templanza y empuñadas por la fortaleza, nos ayuden en la consecución de la justicia. Sí, el irascible, cuya vivencia recta se ha llamado propiamente santa ira, y que alguien se ha encargado de adormecer por un lado y desbocar por otro.
Es necesario aclarar que ante dicha mayoría que genera un ruido que se ha convertido casi de forma general tras el postconcilio como algo que es usual en el interior de la mayoría de los templos y la necesidad de que en este caso pueda haber alguien como es mi caso que tenga que elevar el tono de mi voz de una manera proporcional para tratar de establecer un orden, esta acción viene a ser considerada en este caso por las ordenanzas municipales como “gritar” y como eufemismo más peyorativo “vociferar”. Ante dicha circunstancia es preciso afirmar que esta acción debería de formar parte de nuestro derecho recogido en el Art. 20 de la Constitución Española que hace referencia a la libertad de expresión (recibir y comunicar información veraz), puesto que, si elevar el tono de voz es constitución de delito, los primeros perjudicados deberían de ser los padres de aquellos niños que juegan de esta manera en la misma plaza de este municipio y que en este caso los fieles laicos comprendemos que esto también forma parte de un derecho natural. Aunque muchos fieles católicos hayan perdido la conciencia de la necesidad de tener que elevar nuestro tono de voz para denunciar una injusticia o posible caso de corrupción, esto resulta ser justo y necesario, precisamente porque antes de que existiese el avance de la técnica no podíamos hacer uso de la megafonía, aunque muchos sabemos que este progreso ha debilitado el cristianismo porque siglos antes y después de nuestra práctica religiosa tanto los predicadores como los profetas tenían la necesidad y el deber de tener que elevar también su tono de voz.
Lo que no es comprensible en este caso por derecho natural es que los niños menores de 12 años en este tiempo estacional con gran tendencia comercial (no tradicional) se entretengan a jugar con el fuego en un lugar aledaño a la Iglesia, no solo porque también perturban la paz y el orden que necesitamos los fieles para poder recogernos en la oración y practicar nuestro culto, sino por el peligro que supone para ellos y por el riesgo que supone también para la gran aglomeración de personas que se concentran en este lugar. Por esta razón la venta de material pirotécnico en la plaza debería de estar terminantemente prohibida o dentro de la opción más permisible tendría que estar debidamente más controlada.
Habría que decir que todos estos desórdenes que fomentan el vicio en este lugar radican en gran parte de las romerías de El Rocío donde muchos jóvenes también aprovechan para tener sus primeras experiencias con el alcohol y es de esta manera cuando sin tener apenas conciencia comienzan a echar a perder su vida.
En base a todo lo expuesto, solicito:
Ante el presente conflicto es manifiesto que tanto las autoridades civiles como eclesiásticas están aplicando conmigo la «ley del embudo». Esta expresión popular describe la situación en la que alguien aplica una norma de forma desigual, obteniendo en este caso particular ventajas para las mayorías (lo ancho) y aplicando restricciones para los demás (lo estrecho). La denuncia de esta injusticia y falta de equidad se hace evidente por el simple hecho de que en este caso controlan bajo un riguroso acoso y persecución mi tono de voz por una causa noble y por otro lado en el nombre del desorden y del vicio dichas autoridades no se molestan ni tan siquiera en medir los niveles sonoros de dichas actividades presuntamente ilícitas, ni tampoco en controlar o denunciar como en este caso lo hago personalmente en esta reclamación el consumo de alcohol de los menores.
Para tomar medidas justas y equitativas que eviten perjudicar a las minorías es necesario citar en este caso la siguiente norma recogida en la Ordenanza Municipal de Protección Contra la Contaminación Acústica en Almonte:
Artículo 48.- Actividades ruidosas en la vía pública.
En esta solicitud deseo acogerme en primer lugar como derecho para poder preservar mi libertad y salud por el abuso que se ha hecho conmigo por imponerme psicofármacos, especialmente cuando tenga necesidad de elevar de nuevo mi tono de voz en la Iglesia y no sea sometido a un trato discriminatorio por tener antecedentes psiquiátricos. Este derecho para no ser objeto de discriminación consiste básicamente en que puedan medir con un sonómetro mis “gritos” según N.E.E. establecidos en el Artículo 6 de la presente Ordenanza, así como la proporcionalidad del ruido que generan las personas irrespetuosas e irreverentes que suelen practicar el culto religioso.
En cuanto al ruido externo que se suele generar por parte de los locales comerciales especialmente en esta temporada del año y que perturban el orden y la paz de las prácticas religiosas de los fieles católicos de esta localidad, solicito que se puedan aplicar también las medidas preventivas y correctoras que en este caso también quedan reflejadas en el siguiente artículo de la Ordenanza Municipal de Protección Contra la Contaminación Acústica en Almonte:
Artículo 19.- Instalación de Equipos Limitadores Controladores.
Solicito que sea este municipio de Almonte el primero en España en rectificar su normativa municipal sobre la Protección Contra la Contaminación Acústica pudiendo reconocer que al menos las personas que somos fieles comprometidos con nuestra fe podemos y debemos elevar nuestro tono de voz para denunciar las injusticias o posibles casos de corrupción. Muchos sabemos que esta causa es objeto de obstrucción por parte de ciertas autoridades, pues por el abuso que hacen del progreso de la técnica han conseguido que la sociedad estemos prácticamente oprimida por sus corrupciones. Con esto quiero expresar que, con independencia de poder mejorar las circunstancias de convivencia citadas en esta reclamación, es muy posible que estudie la posibilidad de llevar esta causa a los tribunales, ya que ha quedado claro que elevar nuestro tono de voz además de formar parte de nuestro derecho de libertad de expresión recogido en la Constitución Española, forma parte de la tradición católica y para mayor inri, queda demostrado que es también un derecho natural que no puede ser objeto de sanción.
Solicito que las autoridades civiles y eclesiales puedan responsabilizarse del agravamiento de mi agitación, inquietud y nerviosismo que ha sido primeramente inducido por causa de los psicofármacos que me han impuesto, no como medio terapéutico, sino en verdad como medio correctivo que ha terminado materializándose en un estado de ansiedad severo. Siendo franco debo de reconocer que este estado de ansiedad que se ha agravado lo llevo arrastrando desde que comencé mis primeros tratamientos farmacológicos y personales con las autoridades sanitarias en Alcalá de Henares (Madrid). La causa que desde hace casi veinte años ha motivado este acoso y persecución siempre ha sido la misma, y esta ha sido mejorar como persona tratando de asemejarme al modelo de Cristo que ya nos advirtió que por su causa seríamos perseguidos (Mt. 10,22; Lc. 21,17) y especialmente por la gran cruz de practicar la corrección fraterna, que en esencia consiste en practicar el ejercicio de caridad mayor, que es decir la verdad al hermano que yerra.
Aprovecho a solicitar acogerme finalmente como amparo a un derecho que he podido expresar en reiterados ingresos que tengo registrados en audio y que han sido soslayados, cometiendo la injusticia de ingresarme multitud de ocasiones de forma involuntaria en el psiquiátrico del H.J.R.J en Huelva. Este derecho que deseo recoger en esta reclamación con el fin de que pueda evitar en lo sucesivo otros ingresos involuntarios injustos por ser una molestia en la conciencia de muchos lo transcribo a continuación, con el fin de evitar caer de nuevo en el último eslabón de la cadena de opresión social que en mi caso ha sido el triaje por parte de un psiquiatra.
Si ya se dispone de antecedentes documentales, en el que especialistas hayan emitido un diagnóstico patológico psicológico del paciente por haber tenido ocasión de reconocerlo anteriormente, entonces sí que el artículo 763 y siguientes de la LEC (Ley Enjuiciamiento Civil) permite acudir al Juzgado de Guardia para solicitar su internamiento (que técnicamente se llama internamente urgente / no urgente). En este caso hay que hacer una comparecencia que contenga la solicitud. El Juez dispondrá de 72 horas para resolver sobre la petición. Si no se autoriza el internamiento, por no considerarlo urgente, el expediente no está cerrado definitivamente, sino que es repartido a uno de los juzgados del partido judicial (el que por turno de reparto le corresponda) para que continúe el trámite por la vía ordinaria (no urgente).
Si he tenido el valor de denunciar este escándalo en Almonte es también para velar especialmente por toda la juventud perdida, muy necesitada de personas de referencia que estén dispuestas si es necesario a dar la vida por ellos. La palabra que más me inspira a emprender dichas acciones en contra de la falta de piedad de muchos cristianos y en pro del porvenir de la juventud de este pueblo proviene en este caso de la sagrada Escritura, concretamente del Libro del Eclesiástico y es de esta manera como quisiera concluir:
«No te avergüences de confesar tus pecados, | ni te opongas a la corriente del río. No te sometas al insensato, | ni tengas miramientos con el poderoso. Hasta la muerte lucha por la verdad, | y el Señor combatirá por ti. (Eclo. 4, 26-28).
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Fdo.: En Almonte a 23 de octubre de 2025
CARTA PARA INFORMAR AL ALCALDE DE ALMONTE: (La respuesta por su parte y por todos sus concejales hasta la fecha presente ha sido un silencio administrativo).
De: Jesús del Pino Marín <buenanueva@hotmail.es>
Enviado: jueves, 9 de octubre de 2025 22:22
Para: alcaldia@aytoalmonte.es <alcaldia@aytoalmonte.es>
Asunto: Denuncia ciudadana en Almonte
Excmo. Sr. Francisco Bella Galán.
Es un gusto pode dirigirme a su persona, para presentarme en primer lugar y poder compartir con Ud. una denuncia ciudadana que en parte tiene una relación directa con el Ayto. de Almonte.
Soy natural de Madrid y me he criado hasta los 37 años en Alcalá de Henares. Llevo residiendo en esta localidad desde hace 9 años, aunque mi madre es natural de Almonte. No me ha costado demasiado adaptarme a este lugar porque mis padres llevan trayéndome aquí antes de que tuviera conciencia, sin embargo, mi compromiso con la Iglesia Católica y la sociedad me han ocasionado muchos problemas que no he podido evitar. No he podido evitar estos problemas porque en primer lugar me preocupa la ruina y declive de la Iglesia y por consiguiente la corrupción que recae también de una forma especial en las autoridades civiles. En el fondo soy plenamente consciente que en este caso la denuncia ciudadana que quisiera compartir en esta ocasión con Ud. y también con sus concejales podrían tener una conciencia nula de lo que hacen. Por esta razón este servidor se presta para tratar de corregir con todo respeto vuestras faltas, con el fin de que puedan enmendar en lo posible lo que trataré de presentarles a través del enlace que le dejo a continuación.
Aunque tengo pensado presentar en la ventanilla única del Ayto. de Almonte esta denuncia ciudadana a título informativo para que conste administrativamente, aunque recurro a este contacto directo con Uds. porque tengo la necesidad urgente de informarles, ya que en la actualidad vuelvo a ser objeto de acoso y persecución por parte de las autoridades eclesiásticas y también por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Tengo la necesidad de solicitar vuestra ayuda pues debido a la acción católica y social que tengo emprendida en mis relaciones sociales y virtuales tengo los pasos muy marcados y por esta razón ya me han privado de mi libertad injustamente y me han sometido a tratamientos químicos que no tienen un fin terapéutico, sino más bien correctivo.
Tengo necesidad de dialogar en primer lugar con las autoridades eclesiásticas para evitar en lo posible el ruido extenuante que se mete en la casa de Dios cuando los fieles se desatan a conversar de forma distraída en estos lugares sagrados que están construidos especialmente para dedicarlos al culto divino y la oración, respetando a Aquel que habita en este lugar y a las personas que desean recogerse después de la Santa Misa para hacer una acción de gracias por el bien que han recibido. Lamentablemente se ha perdido la pureza de costumbres y las personas que tienen capacidad de comprender que debemos de recuperar lo bueno son señaladas como “locas”, porque en esencia son incomprendidas. He tratado de dialogar con Mons. Santiago Gómez Sierra, aunque hasta ahora se ha mostrado distante conmigo, siendo esto una gran falta de caridad no solamente porque parece no importarle los desórdenes eclesiales que suceden en Almonte-El Rocío, sino porque tampoco parece importarle el sufrimiento de aquellas personas que padecen por el bien de la Iglesia que es el cuerpo místico de Cristo.
Sería bueno que este pueblo pudiese convertirse en un referente para otros lugares de España en todos los sentidos, pues sabemos que Dios ha mirado a este lugar con cariño dejándonos la compañía de Ntra. Sra. la Virgen del Rocío.
Aprovecho la ocasión para invitarles a que puedan conocer la página que administro personalmente, por si gustan al menos conocer mi testimonio de conversión. Todo lo demás es un misterio que no tiene precedente en el que podemos demostrar que la Santa Cruz es también un modelo matemático universal.
Se despide atentamente con un afectuoso saludo para Ud. y todo su equipo de gobierno:
Jesús del Pino Marín
Tlf.: 636 753 259