Documento de Planificación Anticipada y Actuales de Decisiones en Salud Mental

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Documento de Planificación Anticipada y Actuales de Decisiones en Salud Mental

El Documento de Planificación Anticipada y Actuales de Decisiones en Salud Mental en España es un recurso deliberativo mediante el cual una persona expresa sus valores, deseos y preferencias y planifica como debe de ser la atención que debe recibir ante un posible ingreso hospitalario en la unidad de psiquiatría dentro de nuestro país. En en caso de que pueda ponerse en práctica éste en verdad no tiene carácter vinculante. Esto significa que es una pantomima, otro engaño más del sistema que no sirve para nada, porque en un caso práctico lo que hacen la mayoría de los psiquiatras y resto de colaboradores que trabajan con ellos es hacer lo que les da la gana con nosotros los usuarios.

Este documento que expongo en esta entrada de mi Blog ha sido elaborado en colaboración con el psicólogo clínico ya jubilado D. Miguel Valverde Eizaguirre, el cual considero personalmente un activista en pro de la defensa de aquellas personas perjudicadas por el abuso de poder y saber de estos profesionales de la salud dirigidos a su vez por el poder judicial. Considero muy valioso este documento porque en primer lugar puede servirle a otras personas como referencia para poder elaborar otro documento personal adaptado a sus circunstancias y aunque no tenga carácter vinculante es nuestro deber tenerlo elaborado para que al menos sirva a modo de crítica constructiva para la institución psiquiátrica en España.

IDENTIFICACIÓN: DATOS PERSONALES

Contando con la capacidad legal de obrar intacta y en condiciones suficientes para elegir y decidir expongo que he sido invitado por la psiquiatra que me atiende en el Centro de Salud Mental de La Palma del Condado a realizar una declaración de voluntades anticipadas. A tal fin tuve una reunión con la trabajadora social del centro que me ha informado sobre este documento y me ha proporcionado el folleto informativo “Guía de apoyo. Planificación anticipada de decisiones en salud mental”.

En base a la información recibida, por lo leído en la guía, y por el trato que experimento en el centro de salud mental elaboro este documento, al objeto que sea válido como decisiones anticipadas en situaciones de crisis, y también sobre las que están fuera de crisis.

Junto a la invitación a realizar la declaración de voluntades anticipadas, una declaración que será oficial e integrada en la historia clínica informatizada, se me informó que no necesariamente será respetada y tenida en consideración, e incluso leo que “es importante tener en cuenta que esta Declaración está orientada a los procesos del final de la vida, y no a problemas de salud mental” (Guía p. 9). Teniendo en cuenta los mensajes recibidos, uno se pregunta cuál es la utilidad de expresar y activar una declaración de este tipo si no hay garantía alguna de su utilidad. Esta modalidad de mensajes, que afirman una cosa y la desmienten después, por desgracia, no es infrecuente en la asistencia de salud mental que me ha tocado experimentar.

Se me ha dicho, y la Guía lo expresa desde su inicio, que “Salvaguardar el derecho a la toma de decisiones de forma autónoma y con libertad es una obligación de los servicios y profesionales en todos los ámbitos de la atención socio-sanitaria”, y que es “un imperativo legal específico, formulado en la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad” (Guía p. 1) y que en Andalucía se opta por “preservar el derecho a la autonomía durante la toma de decisiones de la persona” (Guía p. 7). Esto se reitera una y otra vez, prácticamente en cada párrafo de la guía, pero no veo como se protegerá el derecho a mi autonomía en  la toma de decisiones compartidas cuando me encuentre en crisis, si fuera de ella, con mi capacidad intacta, se me niega reiteradamente por mi psiquiatra. El caso que se relata en la página 24 y 25 de la guía al considerar el mío, es casi un chiste de mal gusto.

Hace cuatro años fui ingresado y presionado, como condición para recibir el alta, para que aceptara tomar una medicación inyectable, Xeplion 150 mg, durante un año. Nada se me explicó sobre el fármaco, sus ventajas, inconvenientes, y sobre los efectos adversos que se manifestaron desde el primer día. Desde entonces estoy expresando estos efectos, sin que se me haga caso alguno.

Cuando hace unos tres años recordé que el acuerdo de que tomaría la medicación era de un año, y solicité su reducción, no se me hizo caso.

Al recibir una negativa tras otra a mi petición reiterada de reducir gradualmente la dosis, y demostrar que me había informado sobre los antipsicóticos y los procesos de reducción, decidí solicitar una petición por vía administrativa (25-8-2020), que tuve que repetir, y llegué a recibir respuesta del “Director General de Asistencia Sanitaria y Resultados en Salud” que reconocía que efectivamente tenía el derecho a las decisiones compartidas (2-6-2021).

Tras intentar debatir con mi psiquiatra un plan de reducción gradual hasta bajar la carga de antipsicótico a la equivalente a 75 mg de Xeplion, una petición que volví a expresarla a modo de plan incluso por escrito, para que constara. Mi psiquiatra no solo no ha aceptado reducir algo la carga antipsicótica, sino que además me informó que si realizo otra reclamación dejará de atenderme, ante lo que yo también le dicho que mi obligación es velar por mi salud y mis proyectos de vida.

En definitiva mi experiencia en salud mental es que no se siguen los acuerdos con los pacientes, y que de hecho mi palabra expresada en las consultas y por vía administrativa vale entre poco y nada, y que es una tarea agotadora intentar hacer valer mi derecho a la autonomía, aunque esté avalado por ley, y a pesar de los principios que la guía suscribe y dice que tenemos los pacientes en Andalucía.

Paso a expresar mis voluntades generales:

Voluntades generales antes y después de una situación de crisis:

  • Cuando mi capacidad de obrar sea la adecuada, fuera de la crisis, considerada de un modo similar a la que se exige y se aplica a las demás personas en otros servicios médicos, deseo que se respete mi derecho a tener palabra en las decisiones sobre mi tratamiento.
  • Prefiero los abordajes psicosociales y hablar de lo que ocurre a usar dosis altas de fármacos en cualquiera de las situaciones, en crisis y fuera de ellas.

Signos de alerta y síntomas en situación de crisis:

  • Los últimos ingresos tuvieron origen en un conflicto, prolongado y complejo, que ocurrió solo una vez, y que ya se ha superado. Es cierto que respondí con alguna conducta bizarra e inapropiada de mi parte en un entorno social, que también tenían algún sentido y significado aunque no justificación, y lógicamente preocupó a mis familiares. Creo que la mayor parte de los ingresos se podrían haber evitado y las situaciones haberse gestionado mejor recibiendo ayuda para que nos pudiéramos entender y bajar la tensión familiar. Hace ya un tiempo he podido realizar algunos cambios personales y veo difícil repetir actuaciones como aquellas incluso si se dieran situaciones semejantes. No obstante, desearía que si algo así se repitiera se pudiera realizar, lo antes posible, cuando yo mismo lo indique, una reunión con las personas a las que he preocupado o me han preocupado, para hablar y aclarar la situación.

Preferencias relacionadas con la atención en el ámbito de la Salud Mental:

  • En una situación de crisis desearía que las personas que me atiendan se cojan el tiempo suficiente para hablar conmigo e intentar entender, entre los profesionales y yo mismo, lo que ocurre, algo que nunca ha pasado en mis contactos con salud mental, en las crisis y fuera de ellas. Considero que esto puede ayudar a una persona como yo de un modo mejor que sedarme al máximo, algo que sí ha ocurrido.
  • Deseo que en situaciones de crisis, y fuera de ellas, se me hable de forma clara y directa, sin tapujos.

Preferencias en el caso excepcional de medidas coercitivas:

  • Si debiera ser ingresado, aislado o sujetado, en contra de mi voluntad por realizar conductas molestas, agresivas para otros o  autoagresivas o peligrosas para mi persona (algo que jamás ha ocurrido), deseo contar con una persona profesional, con algo de empatía, a mi lado, en caso de que no la rechace, para que me acompañe en esos momentos. Deseo que esas situaciones duren lo mínimo posible; mejor estar sujetado horas que días:
  • Deseo permanecer vestido en el ingreso, sin que se me obligue a estar en bata o pijama en la planta.
  • Quiero que se me permita tener mi móvil, en los horarios permitidos, tener acceso a mi correo electrónico, y la posibilidad de salir a tomar el aire o pasear lo antes posible, aunque sea con la compañía de un profesional, ya que salir al aire libre me hace sentirme mejor.
  • Que se me permita cumplir con mis preceptos religiosos y que a su vez no se me despoje en un ingreso de mis objetos que representan la religión que profeso.
  • No quiero que se tomen decisiones que hipotequen mi capacidad de obrar a largo plazo en momentos de crisis y durante el ingreso, por ejemplo “apoyos” determinados para el futuro, como medicación obligatoria, gestión  de bienes, etc.
  • Deseo que en el ingreso se trate solo mi situación aguda y después si parece necesario se discutan conmigo otras opciones.
  • En el caso hipotético de que la situación aguda se prolongue más allá de lo que es el tiempo máximo del hospital de agudos en el que esté ingresado, y tuviera que continuar algunas semanas más mediante el ingreso en otro centro, deseo que este ingreso no continúe más allá de mi recuperación más básica, y no prosiga de forma involuntaria. En definitiva no quiero que se me obligue a ingresos de larga estancia, rehabilitación, hospital de día, etc., sin acordarlo conmigo, sin que se me presione, cuando ya tenga una recuperación básica.
  • No deseo que se me obligue a tomar fármacos de acción prolongada como requisito para recibir el alta. Por mi parte me comprometo, tal como lo estoy demostrando en la actualidad, que cualquier necesidad que perciba de modificar mi medicación, la expresaré a mi psiquiatra del centro de salud mental, siempre por cauces respetuosos.

Preferencias relacionadas con la medicación en el ámbito de la Salud Mental:

  • Prefiero que se me proporcionen dosis bajas de fármacos, sin rebasar la carga farmacológica, es decir sin efectos adversos desagradables, aunque eso signifique estar más días ingresado. El objetivo adecuado para mí no debería ser la sedación y el babeo (sialorrea) próximo a la inconsciencia.
  • Prefiero la medicación oral a la inyectable, y descartaría la de liberación prolongada.
  • Si al alta la dosis de medicación es todavía grande, supera la carga farmacológica hasta causarme efectos adversos desagradables o entorpece mi funcionalidad, desearía volver a una dosis de mantenimiento más aceptable para mí, de forma gradual y progresiva. Es decir, al alta deseo recuperar mi capacidad de tomar decisiones compartidas y optar por dosis mínimas de psicofármacos, consensuadas conmigo, y en una perspectiva temporal, y si es posible contar con una ayuda centrada en la persona de índole psicosocial.

Preferencias de visita y de representación:

  • Deseo poder decidir yo mismo, cuando esté ingresado, en qué momento se inician las visitas y qué personas puedan visitarme para aliviarme en ese momento, que seguramente serán las más cercanas, por ejemplo las procedentes de mi familia, como mi hermano Miguel Ángel, con tfno., 630 58 69 24, o mi padre Francisco tfno., 660 44 65 02. En el caso de que en el futuro pueda incluir a personas cercanas como representantes, que me ayuden en esos momentos de dificultades asociadas a una crisis, las haré constar en una revisión de este documento.

Personas a las que avisar:

  • Las personas que deben saber que he ingresado son mis familiares.

Actuaciones que me ayudan a sentirme bien o sentirme mal:

  • Me hace sentirme mejor que se me hable de forma clara y directa.
  • Me hace sentirme mejor que no se me mienta o se me obligue a comprometerme con acuerdos que no se van a cumplir.
  • Me hace sentirme mejor que se me considere persona antes que enfermo, o se piense en mí como persona que tiene problemas y dificultades que como enfermo.
  • Me hace sentirme mal que por ser un paciente se me descalifique, no se me escuche, no se me tome en consideración, o se me obligue a algo.
  • Me hace sentirme mal que se me trate de forma paternalista, es decir, que otro actúe como si supiera mejor que yo mismo lo que es bueno para mí y mi vida y lo que necesito.
  • Me hace sentirme menos mal las dosis bajas de medicación.
  • Me hace sentirme bien tener control sobre las cosas importantes de mi vida y me hace sentirme mal que salud mental tome el control de mi vida.
  • Me hace sentirme mejor que en el ingreso pueda salir a tomar el aire y dar un paseo, en vez de pasar días y días en la habitación o moviéndome tan solo por la planta.

Deseo que se tengan en cuenta las preferencias expresadas en este documento a partir del día que se registre oficialmente.

Entregaré copia de este documento a mis familiares y personas cercanas y otras que estime conveniente, para que conozcan mis preferencias en Salud Mental y que las he dejado registradas.

En Almonte, a 19 de enero de 2022

Jesús del Pino Marín

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