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La imagen que preside esta entrada del Blog exudó en varias ocasiones durante el tercer ingreso en el psiquiátrico en el Hospital Universitario Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares. A pesar de haber hecho el intento de ponerme en contacto con el Centro Español de Sindonología
en varias ocasiones con el fin de que pudieran estudiar este fenómeno, desde aquel momento hasta la fecha aún desconozco si esta lacrimación pudo ser sangre o agua. Personalmente no descarto la posibilidad de que esta exudación pudiera haber sido de agua, ya que la imagen que aún se conserva en buen estado se hizo hace 17 años con una impresora HP de inyección de tinta. A pesar de que la faz de esta imagen representa al Cristo Sindónico que ha sido posible reproducir gracias a la «Sábana Santa», este equipo de investigación aún no ha mostrado interés en poder hacer un estudio de la misma, pues hasta donde he podido llegar consideran que este tipo de fenómenos no son de su competencia.
Tengo que reconocer que el hecho de haber obrado el Señor este milagro en aquel momento tan delicado de mi vida donde se cruzaban diversos aspectos que podrían clasificarse dentro del carácter místico, como vino a ser la revelación del presente misterio de la ciencia de la Santa Cruz junto con el don de poder contemplar la luz del sol sin padecer daños oculares (Sal 121,6), reconozco que fue un gran consuelo en el mismo momento, aunque al mismo tiempo también fue un signo personal que me estaba anunciando las circunstancias difíciles que tendría que hacer frente más en adelante (incomprensiones, persecuciones dentro y fuera de la iglesia, etc.,). San Pablo como buen soldado de la milicia de Dios nos cuenta las tribulaciones en las que tuvieron que padecer sin descanso incontables conflictos por fuera y temores por dentro (2. Co. 7,5). Los problemas, conflictos, fatigas que muchas veces nos quitan la paz y que pueden generar en nosotros un sentimiento de temor, aunque son indeseados son plenamente edificantes, pues estos obstáculos que encontramos en nuestra vida no solamente nos ayudan a crecer como personas, sino que son una oportunidad única para que podamos dar gloria a Dios. Esto es una realidad que se deja entrever también en la sagrada Escritura cuando nos fijamos en la oración del salmista:
«Señor, tú eres mi lámpara; Dios mío, tú alumbras
mis tinieblas. Fiado en ti, me meto en la refriega,
fiado en mi Dios, asalto la muralla» (Sal. 17. 29-30).
Por esta razón, con la ayuda de Dios trato de luchar contra todo viento y marea por dar a conocer el misterio de la ciencia de la Santa Cruz, que en lo más personal toca mi corazón para luchar también contra la estructura de pecado creada por la industria farmacéutica corrupta y los servicios de salud mental al servicio del Estado que más que servir de ayuda a las personas que padecen un estado crítico por los contratiempos de nuestra vida son más bien oportunistas, dando lugar en la mayoría de las ocasiones a situaciones de opresión e injusticia. Me sentí llamado también con fuerza a esta misión después de mis primeros ingresos y tras haber conocido en la sagrada Escritura el ayuno con el cual podemos agradar más a Dios, que en definitiva son deseos divinos por los cuales estamos llamados a cambiar este mundo para: «romper las cadenas injustas, soltar las coyundas del yugo, dejar libres a los maltratados, y arrancar todo yugo» (Is. 58,6).
Con respecto a esta imagen, llegué a considerar que era mi deber hacer constar que tiempo atrás tenía que preocuparme al menos en ponerme en contacto con el conocido escultor sevillano D. Juan Manuel Miñarro López, también miembro integrante del C.E.S. Esta persona es responsable directo de la autoría de esta Santa Faz de Cristo reproducida a partir de la imagen de la Sábana Santa, previamente reproducida con tecnología digital en 3D. El día 20 de enero de 2014 pude dirigirme a él con la siguiente carta. Al final de la misma tengo el gusto de poder compartir también con los lectores sus propias impresiones:
Estimado D. Juan Manuel Miñarro.
No si imagina cuanto gozo tengo ahora al dirigirme a Ud., después de haber invertido tiempo atrás bastante tiempo en tratar de localizarle. Quizá el Señor ha permitido en esta ocasión que pueda intercambiar algunas experiencias y con deseo de poder agradarle, pues creo afirmar de antemano que así podrá ser.
Es todo una larga historia que he podido resumir en unos folios y que gracias a mi director espiritual pude publicar hace dos años en mi página web. En lo que respecta a su persona, hace casi ya 7 años, tomé una imagen preciosa del estudio de la Sábana Santa, haciendo una copia y pega de pantalla, procediendo después a su impresión en una impresora de tinta de mediana calidad. Si le digo la verdad, no sabía que era suya, pero esa Santa Faz fue muy sugerente para mí, siendo la primera y la única imagen personal que hasta el momento he tenido el gusto de venerar.
Resulta que poco más tarde, en un momento muy difícil de mi vida, quizá de los que más, estando ingresado en un hospital, me levanté empapado en sangre y un poco asustado me miré al espejo buscando alguna herida, pero nada. El caso es que mucha sangre parecía estar reciente. En ese mismo día, observé que aquella imagen le salió curiosamente una manchita roja en la nariz. Me pareció algo impactante, pero no estaba en un lugar en el que la gente pudiera llegar a creerme, pero creo que de no haberlo estado, tampoco me hubiesen creído muchos. Más adelante, en otra ocasión, al caer la tarde pude presenciar con gran admiración, respeto y consternación que aquella manchita de la nariz, se juntaba con otra manchita roja que salía justo del lagrimal del ojo izquierdo. Sólo yo he podido gozar desgraciadamente, por la dureza del corazón de muchos familiares y amigos, de este maravilloso regalo del Señor.
Desde entonces, la imagen esta venerada en mi habitación de una forma especial, tratándola como algo, que, en fin, valor no es la palabra adecuada para describir esta maravillosa e inmerecida expresión del Señor hacia este pobre servidor.
Durante un tiempo hice insistencia poniéndome en contacto con el Dr. Castañón, experto en estas cuestiones e incluso con la directiva que estudia la Síndone en España, pero no les pareció ser de interés, entre otras cosas, porque se necesita un permiso del obispo ordinario para proceder a un estudio. A decir verdad, más adelante dejó de preocuparme, pues yo al menos sabía que todo esto tenía su origen en la Providencia.
Estos días atrás he tenido en mi localidad, en Alcalá de Henares, la exposición de la Sábana Santa. Mire, no se puede imaginar la sorpresa que me di al encontrar esta imagen del Señor en tres dimensiones. Sólo le puedo decir que me quedé solo en la sala mirándole. Puedo decirle D. Juan Manuel que hubo un momento que se me abrieron tanto las carnes, que me pareció tan real la presencia del Señor que incluso tuve que dar varios pasos atrás. ¿Recuerda el pasaje del Señor antes de apresarle, cuando le dijeron que buscaban a Jesús de Nazaret? Él dijo: «Yo Soy»; y los soldados cayeron en tierra hacia atrás. Yo casi que sentí lo mismo, casi que pude oír su voz diciéndome: «Yo Soy». No pude evitar caer de rodillas, pues fue sin duda un momento muy íntimo con Él, casi místico.
Le comentaba a la señora que me ha facilitado su dirección que, no sabría cuál sería su reacción cuando le diese esta noticia personalmente. Yo sólo quisiera decirle algo que he comentado varias veces a mis amigos, después de visitar varias veces la exposición. Creo que teniendo en cuenta la fuente de donde se ha inspirado Ud., los años de estudio y dedicación que ha invertido, su pericia en su vocación y según he tenido el gusto de saber, por su persona, ha sido sin duda un instrumento hermoso del Espíritu del Señor. No han sido sus manos D. Juan Manuel, en verdad ha sido el Espíritu.
Quisiera resaltar otro detalle interesante de un pobre observador, pues cuanta y cuanta gente no ha sabido apreciar el valor verdadero de su imagen, pasando por delante de ella como si fuese una imagen más. Pero no oiga, en la exposición ha pasado y seguirá pasando desgraciadamente lo mismo que pasó con el Señor en su momento, que estuvo entre nosotros, pasó desapercibido y no supimos reconocerle.
Doy gracias a Dios que Él se haya valido de su persona como ya le he dicho, pues sepa que en este momento vibro de gozo al trasmitirle estas torpes palabras, que son también de mucha admiración y respeto. Creo que de haber sido una imagen cualquiera, debe de saber que no me hubiese molestado en ponerme en contacto con su autor, pero teniendo en cuenta la fuente y el resto de los detalles que le he comentado, creo que merece la pena haberme puesto en contacto con Ud. Con ello le digo que igual que sus manos han esculpido el Rostro de Cristo, mi sufrimiento y mi dolor ha esculpido un testimonio que también muestra el Rostro del Señor, que está en todos aquellos que padecen de muchas maneras y que al menos en mi caso, podría ser de ayuda para mucha gente que está perdida en este mundo o que por diversas circunstancias son incapaces de ver el sentido de esta vida, que es causa de un sufrimiento estéril que no edifica. Quizá, si tuviese el gusto de leerlo, podríamos quedar en paz. Un bien a cambio de otro bien. ¡! Hermoso ¡!
A parte del archivo en PDF que le adjunto de mi testimonio, le dejo esta dirección electrónica, donde tengo colgado mi testimonio en mi página, para que pueda ver la foto de su imagen, donde se puede apreciar estas exudaciones que le he detallado.
Un abrazo en el Señor ¡!
Atte: Suso +
RESPUESTAS:
Estimado amigo : solo puedo decirle de momento gracias!!! le agradezco su mensaje…me deja sin palabras- Mañana veré atentamente, que cabo de terminar en la facultad y estoy cansado. pero que sepa que lo he recibido y que me ha emocionado.
Un abrazo y ya mañana le contaré.
JUAN MANUEL MIÑARRO LOPEZ.
20/01/2014
Estimado amigo. Sin dudas su experiencia, es tremenda. Se lo que sea que pudiera valorar la ciencia, nadie le va a poder quitar lo que ya ha supuesto para su vida, y lo que yo me alegro q haya sido a través de una de mis obras, que tampoco me podrá quitar nadie.
Cuando la ciencia no encuentra respuesta, el vacío lo llena la fe y la gracia de Dios, que todo lo puede.
Un fuerte abrazo y animo para seguir el camino que ha emprendido.
Juan Manuel Miñarro
21/01/2014