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Primera crítica formal de un hombre licenciado en matemáticas y también sacerdote hacia el misterio de la ciencia de la Santa Cruz.
En esta entrada del Blog comparto una conversación que he podido mantener con un matemático que también es sacerdote en un lapso de un año. A pesar de que en todo momento he tratado de mantener una conversación agradable que pudiese ser edificante para ambos, finalmente puede apreciarse que recibo por su parte una crítica bastante desacertada e incluso en algunos puntos concretos “dura” sobre el misterio de la ciencia de la Santa Cruz que el lector puede conocer desde esta página. Es evidente que este sacerdote por sus tantas ocupaciones, no tiene tiempo para conocer este trabajo, sin embargo, se encuentra en potestad de hacer una serie de valoraciones que podemos calificar como prejuicios. Teniendo en cuenta mi intención de acercarme a él, siendo sacerdote parece ser que se ha sentido tan ofendido por mis respuestas, por lo que finalmente ha tomado la determinación de ignorarme y poner en marcha esa lamentable práctica que tienen las autoridades cuando les planteamos cuestiones incómodas, respondiéndome con un silencio administrativo. Considero que ha pasado un tiempo prudencial como para poner en práctica el último paso de la corrección fraterna que nos manda Jesús hacer con nuestros hermanos en el evangelio (Mateo 18:15-17). Digo bien “paso final” porque entre medias no tengo la oportunidad de tener dos testigos para que pueda reflexionar sus errores o faltas, por ello desde este momento queda de manifiesto abiertamente esta conversación íntegra a modo de corrección fraterna al P. Guillermo Contín Aylón. Gracias a Dios no siento agravio, sino compasión por esta persona que aunque puede ser una persona de buena voluntad como casi todos los sacerdotes, creo humildemente está lleno de orgullo por su ciencia, cuando parece que se le opone un lego en todas las materias del conocimiento. Esta critica que hace este sacerdote no mancha esta labor de evangelización, pues gracias a Dios a lo largo de estos últimos años he podido recoger otras opiniones muy positivas que en ocasiones me han animado a seguir profundizando en este misterio, para que en consecuencia pueda hacer un bien a los demás y que también se pueden conocer a través de este enlace.
Este sacerdote ya ha sido notificado de que servidor le ha hecho esta corrección fraterna, habiéndome visto en la necesidad por su bien de exponerle públicamente como un pagano, pues él verá si quiere seguir ignorándome, ya que su comportamiento denota una grave falta de caridad.
De: Jesús del Pino Marín buenanueva@hotmail.es
Enviado: miércoles, 16 de agosto de 2023 21:37
Para: Guillermo Contín Aylón guillermo.contin@cretateologia.es
Asunto: Estimado P. Guillermo Contín.
Estimado P. Guillermo Contín.
Hace casi un año tuve la ocasión de conocerle en una conferencia por medio de Youtube en la que trataba sobre la “Teología y las matemáticas: el orden de la naturaleza y el Logos de Dios”. Me gustó mucho su exposición pues bajo mi criterio, supo hacer una “fusión” muy interesante entre estas dos materias del conocimiento.
Ud. comentó en la conferencia que ni las matemáticas es teología ni la teología son matemáticas. Aunque como mucho más entendido en estas dos disciplinas puede aceptar que cabe la posibilidad de que exista un nexo común entre ambas y este punto de unión es precisamente la Santa Cruz. Bajo mi humilde opinión esta hipótesis es completamente demostrable, más teniendo en cuenta que «Él unió a judíos y a gentiles en un solo pueblo cuando, por medio de su cuerpo en la cruz, derribó el muro de hostilidad que nos separaba.» (Ef. 2,14).
Me pongo en contacto con Ud. porque quisiera informarle que he decidido publicar un artículo que trata sobre la ciencia de los números y la geometría de la Santa Cruz. Quizá todo esto tenga relación con la metamatemática. Este artículo trata especialmente sobre algunos aspectos que se pueden considerar paralelos al origen del cosmos, teniendo en cuenta estos precedentes.
Mi intención sería tener algo formal para el próximo curso para ver si les podría interesar a la Revista sobre cuestiones de ciencia y fe, editada por la Universidad Nicolás Copérnico (Torun, Polonia) y el Grupo Ciencia, Razón y Fe.
Pendiente de poder traducir el resumen al idioma inglés, pienso que por lo demás todo está correctamente. Si tiene interés en conocer este artículo no solo estaré abierto a cualquier sugerencia o duda que le pueda surgir, pues todo lo que considere pertinente posiblemente pueda cooperar al bien para que pueda ser publicado este artículo.
Muchas gracias de antemano.
Atentamente:
Jesús del Pino
De: Guillermo Contín Aylón guillermo.contin@cretateologia.es
Enviado: jueves, 17 de agosto de 2023 12:40
Para: Jesús del Pino Marín buenanueva@hotmail.es
Asunto: RE: Estimado P. Guillermo Contín.
Estimado Jesús del Pino:
Veo mucho trabajo en el escrito, pero me parece que las relaciones numéricas encontradas no tienen vinculación directa con la teología. Tampoco encuentro señal de una interpretación así en el Magisterio de la Iglesia. La Cruz es signo de salvación porque en ella padeció y murió el Hijo de Dios. Pero no la cruz como figura geométrica (esto puede servir simplemente como metáfora), sino como patíbulo de madera en el que fue clavado el Salvador. Siento discrepar, por ello, del valor de este camino para alcanzar una supuesta ley fundamental universal.
Para saborear la «ciencia de la cruz», como explica la tradición mística carmelita, hemos de desapegarnos de las criaturas y padecer por amor en el Amado. Sufrir trabajos y padecimientos con él, para ser glorificados con él. Esta es la verdadera mística cristiana; no debemos desviarnos hacia una especie de «gnosis» alcanzada por razonamientos elevados. Siento si mi comentario no le resulta agradable, pero le pido que me permita discrepar con respeto.
Atentamente le saluda,
Guillermo Contín
De: Jesús del Pino Marín buenanueva@hotmail.es
Enviado: jueves, 17 de agosto de 2023 16:08
Para: Guillermo Contín Aylón guillermo.contin@cretateologia.es
Asunto: RE: Estimado P. Guillermo Contín.
Estimado P. Guillermo.
Este trabajo tuvo comienzo en el año 2008 con otro misterio en mi vida que me cambió por completo, pero esto es una historia de conversión que creo que es difícil de comprender si una persona no se adentra un poco en este misterio de la ciencia de la Santa Cruz. Cierto es que Santa Benedicta de la Cruz hizo un enorme aporte con su obra profundizando en el sentido más estricto de la ciencia teológica, aunque no debemos de ignorar que el conocimiento de Dios es insondable y como origen de la ciencia, todo mana de una misma Fuente. Con esto le quiero decir que no debemos descartar una faceta más que hasta el momento ha pasado desapercibida para nosotros y que puede ser otra causa más que nos ayude a evangelizar la ciencia o la razón del hombre contemporáneo. No podemos permitirnos el error que por nuestra falta de meditación o imprudencia que se niegue algo que podemos demostrar, pues en verdad existe un nexo común que hace posible la unidad de todo el saber en esta misma Fuente.
Si he tardado tanto en hacer este breve artículo es porque soy una persona muy torpe y si he tenido la intención de compartir este trabajo con Ud. es para poder enriquecerlo o poder tener una opinión que incluso pueda darse la posibilidad de discrepar en alguna cuestión, pero partiendo del propio artículo, aunque lo que no esperaba que de un día para otro no lo pueda considerar para su posible estudio. No me siento molesto porque Ud. discrepe, pues si no tiene tiempo para conocer este artículo porque tiene otras cosas más importantes que hacer, puede comunicármelo sin ningún problema, lo que me puede pesar es que por mi torpeza haya podido hacer una mala presentación de este trabajo en su correo electrónico, para que lo termine discriminando como me da la sensación de haberlo hecho.
Que Dios le siga bendiciendo en su ministerio.
Un saludo
Jesús
De: Jesús del Pino Marín <buenanueva@hotmail.es>
Enviado: viernes, 30 de agosto de 2024 18:06
Para: Guillermo Contín Aylón <guillermo.contin@cretateologia.es>
Asunto: Artículo para la Pontificia Academia de las Ciencias
Hola P. Guillermo Contín.
Comparto esta carta con Ud. para que pueda rezar por esta intención… que los que están arriba abran sus sentidos a la verdad, a la sencillez…
NOTA: Esta es la traducción de la carta que ha sido enviada en inglés.
Estimados miembros de la Pontificia Academia de las Ciencias.
Me complace saludarles para poder comunicarles que gracias a Dios he tenido el impulso necesario para poder emprender con renovado esfuerzo la difusión del misterio de la ciencia de la Santa Cruz que ahora tengo el gusto de compartir con Uds.
Con esta breve introducción quisiera comunicarles que esta no es la primera ocasión que me pongo en contacto con Uds. para tratar de informarles de este acontecimiento de carácter científico y espiritual. Es posible que no haya tenido capacidad de saber comunicar hasta este momento la importancia de este misterio. Por esta razón quisiera compartir en esta ocasión un breve artículo de prensa pendiente para ser publicado en un medio de comunicación católico que resume la esencia de este misterio.
Tienen un mensaje de presentación que me anima de nuevo a intentar comunicarme con Uds. En esta presentación dan a entender que tienen su mente abierta, ya que cuando hacen elección de los miembros de la academia no lo hacen bajo un criterio sectario. Este servidor que de nuevo se vuelve a dirigir a Uds. lo hace porque confía en que no se dejen llevar bajo este criterio, por lo que en esta ocasión tengo mayor esperanza de que algún miembro de la academia pueda molestarse al menos en esta ocasión para poder responder a este correo.
En este artículo que les adjunto a este correo para que lo puedan considerar, trata de hacer una apología a la Santa Cruz de cara a estos tiempos que vivimos, aunque no se hace solamente desde una perspectiva teológica y filosófica, sino muy especialmente en este caso desde la propia ciencia. Teniendo en cuenta que una parte de nuestro apostolado como católicos incluye también la necesidad y el deber de defender la persona de S.S el Papa Francisco, espero que puedan considerar este breve artículo con este mismo propósito.
Se despide atentamente: Jesús del Pino Marín
Tlf.: 00 34 636 753 259
De: Guillermo Contín Aylón <guillermo.contin@cretateologia.es>
Enviado: viernes, 30 de agosto de 2024 21:07
Para: Jesús del Pino Marín <buenanueva@hotmail.es>
Asunto: RE: Artículo para la Pontificia Academia de las Ciencias
Buenas tardes:
Jesucristo enseñó de forma comprensible aquello que necesitamos para nuestra salvación. Esto está ya contenido en la enseñanza de los apóstoles (es el concepto de Tradición apostólica), no hay que buscar ninguna revelación posterior.
Las relaciones numéricas que usted encuentra, que son verdaderas, no encierran ninguna sabiduría escondida. Podría usted encontrar todavía muchísimas más, millones de relaciones numéricas en cruz más, y esto solo le serviría para ejercitar la agilidad mental. De verdad, por el amor de Dios, deje todas estas cosas. Es el consejo que me atrevo a darle: todos los demás pensarán lo mismo, pero tal vez no se atrevan a decírselo por no desilusionarlo.
Los profetas, los apóstoles, los mártires, las vírgenes, los doctores y tantos santos en la historia de la Iglesia han alcanzado la santidad sin necesidad de conocer nada de esto.
Le pido al Espíritu Santo que le conceda la humildad necesaria para dejar todas estas cavilaciones. Si de verdad aprecia la Cruz de Cristo, la podrá encontrar viviendo las virtudes de Cristo en la cruz, que son la paciencia, obediencia, humildad, pobreza y, sobre todo, caridad. En esto seguro que está de acuerdo conmigo.
Le recomiendo la lectura de la Subida al Monte Carmelo de san Juan de la Cruz. Allí el santo explica cómo incluso cosas buenas pueden «embarazar» nuestra alma, despistarnos e impedir el camino hacia nuestra unión con Dios, que es el camino de la fe en pobreza espiritual. Es lo que le puede pasar a usted si sigue dispersando su tiempo. Si no quiere hacerme caso en lo que le digo, lea por favor a este santo.
Un cordial saludo,
Guillermo Contín
De: Jesús del Pino Marín <buenanueva@hotmail.es>
Enviado: sábado, 31 de agosto de 2024 17:06
Para: Guillermo Contín Aylón <guillermo.contin@cretateologia.es>
Asunto: RE: Artículo para la Pontificia Academia de las Ciencias
Estimado P. Guillermo Contín:
En primer lugar, quisiera agradecerle que haya sacado un rato de su valioso tiempo para dirigirse a mí.
Como puede apreciar le hago caso, pues si no fuese así no me molestaría en escribirle para poder responder su carta. Otra cosa muy diferente sería si Ud. tuviera el concepto de que tengo que obedecerle en todo aquello que para colmo no puedo apreciar que razone con los prejuicios y las regañinas bravas que trata de hacerme. En esta ocasión que me escribe no solo parece que sigue haciendo prejuicios sobre este trabajo que según me comunicó Ud. no tenía tiempo para revisarlo, sino que, teniendo mi testimonio por escrito colgado en esta página, sin apenas dedicarle un poquito de su tiempo, parece que también se atreve hacer incluso valoraciones indirectas sobre mi persona.
Permítame que comente algunos razonamientos que hace Ud. y que sinceramente valoro, ya que pueden servir de referencia a otras personas para poder discernir también: “Jesucristo enseñó de forma comprensible aquello que necesitamos para nuestra salvación. Esto está ya contenido en la enseñanza de los apóstoles (es el concepto de Tradición apostólica), no hay que buscar ninguna revelación posterior”. Tal y como dice Ud., tiene toda la razón, no debemos de buscar ninguna revelación posterior a la Revelación Pública. Sin embargo, Dios en su misericordia se ha servido de otras personas como instrumentos para poder abrir el apetito espiritual que muchos hombres de Dios como pueden ser en este caso sacerdotes y religiosos no quieren o no están dispuestos a abrir a otros por su cerrazón o sus fijaciones mentales ante los caminos que puede suscitar nuestro Señor para que puedan valorar de esta manera la Revelación Pública. Lo que seguro que estamos de acuerdo es que a pesar de ser una ayuda para estimular nuestra fe, nadie tiene porque creer en las revelaciones privadas. Así que le ruego que si no comprende la encomienda que inmerecidamente me ha confiado nuestro Señor, respete al menos Su voluntad.
“Las relaciones numéricas que usted encuentra, que son verdaderas, no encierran ninguna sabiduría escondida. Podría usted encontrar todavía muchísimas más, millones de relaciones numéricas en cruz más, y esto solo le serviría para ejercitar la agilidad mental”. Doy gracias a Dios porque al menos reconoce ahora que estas relaciones son verdaderas, por lo que no se pueden discutir. Lo que si podemos debatir es si entrañan una sabiduría escondida o de lo contrario no aporta nada a nuestro conocimiento. De antemano puedo decirle que esta sabiduría se presenta como un misterio porque, aunque le cueste reconocer, cuando procedemos a hacer el sumatorio entre todos los términos opuestos de una matriz (A – Ω) en la misma queda representada la geometría de la Santa Cruz. Todo esto puede parecerle obvio o incluso que carece de interés, sin embargo, todo lo que pueda tener relación con el signo que nos representa a los cristianos podemos llegar a considerar lo mismo que san Pablo, pues de él sabemos que la Cruz es manifestación de la sabiduría y del poder de Dios (1 Co. 1, 17-18). Si Ud. como licenciado en ciencias exactas antes de ser sacerdote ya pensaba de antemano que este misterio de carácter científico y a su vez espiritual para nosotros los cristianos solo sirve para ejercitar la agilidad mental, podría haberlo propuesto antes que este servidor que le escribe, al menos con este limitado concepto que parece tener Ud.
“De verdad, por el amor de Dios, deje todas estas cosas. Es el consejo que me atrevo a darle: todos los demás pensarán lo mismo, pero tal vez no se atrevan a decírselo por no desilusionarlo.” De antemano le agradezco todos los consejos que me pueda dar, pues siempre serán bienvenidos, aunque de nuevo vuelvo a decirle que esto no significa que tenga que seguir todos los consejos que se le ocurra darme. Yo le agradecería de verdad que me diese razones más fundamentadas para tener que abandonar la hacienda que ha confiado en Señor a este siervo inútil que le escribe. Dígame, ¿Debo de tener miedo o ser un holgazán para tener que ser algún día recriminado y rechazado por el Señor como le sucede al siervo de la parábola de hoy que por estas rezones no ha querido invertir su talento al ponerse al servicio de los demás? No se preocupe padre Contín, gracias a Dios no me causa desilusión lo que me dice, pues antes que Ud. otras personas más o menos conscientes han tratado de hacerme daño, pero gracias a Dios no han conseguido que volviese sobre mis pasos. ¿Será que podremos guiarnos por aquellas palabras del noble Gamaliel cuando dijo que: “si esto es obra de Dios, no lo podrán destruir”? Si, ciertamente sí que se atreven, pues Ud. no es el único que lo hace como ahora con tan poco tacto y caridad que debería de tener en su caso como ministro de Dios. Yo desde hace mucho tiempo trato de ser muy cuidadoso y delicado con los adverbios de cantidad, pues entre los muchos errores que podríamos cometer uno lo hace Ud. conmigo, pues me dice “TODOS los demás pensarán lo mismo, pero tal vez no se atrevan a decírselo por no desilusionarlo”. ¿No cree Ud. humildemente padre Contín que comete una negligencia e incluso una grave injusticia al afirmar que son TODOS? Parece que tiene habilidad de generalizar sin tener apenas consciencia de que Ud. no es Dios para saber que en verdad son TODOS. ¿Acaso ha conocido a TODAS las personas que han tenido contacto conmigo y que he podido compartir este misterio con ellos? ¿Hizo Ud. por casualidad sin yo saberlo una encuesta a TODOS estos? Me temo que por lo que ha podido demostrar hasta ahora, desde que me puse en contacto con Ud. la primera ocasión en agosto del año pasado, es una persona que no sigue el consejo del Apóstol Santiago «Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar» (St. 1,19). Y si de veras desea saber la verdad, este misterio ha sido bastante acogido, pero únicamente entre las personas que somos pequeñas y tenemos un espíritu libre y aunque esto le cueste comprenderlo, seguirá siendo así hasta que lo quiera disponer nuestro Señor.
“Los profetas, los apóstoles, los mártires, las vírgenes, los doctores y tantos santos en la historia de la Iglesia han alcanzado la santidad sin necesidad de conocer nada de esto”. Es evidente que no conocieron este misterio que parece que Ud. apenas valora, sin embargo, tiene que reconocer que los santos siempre tuvieron otras motivaciones que les daban el impulso para seguir luchando. Aunque tratamos de seguir los pasos de los santos y cada uno de nosotros tenemos alguna preferencia particular con estos modelos de santidad, en el fondo debería de saber que cada una de las personas estamos llamadas a la santidad desde la originalidad, pues bien sabe que no habido un santo igual que otro, pues todos en su esencia han sido únicos e irrepetibles. Por lo cual me sorprende que quiera compararme con estos gigantes de la fe. Yo solo soy un pecador más como el que más.
“Le pido al Espíritu Santo que le conceda la humildad necesaria para dejar todas estas cavilaciones. Si de verdad aprecia la Cruz de Cristo, la podrá encontrar viviendo las virtudes de Cristo en la cruz, que son la paciencia, obediencia, humildad, pobreza y, sobre todo, caridad. En esto seguro que está de acuerdo conmigo”. Yo en la carta que le envié previamente a esta respuesta suya le pedía oraciones para que los de arriba abrieran sus sentidos a la verdad, a la sencillez, pero parece que Ud. es uno de los que están “ahí arriba”. De todas formas, le agradezco que ruegue a nuestro Consolador que me pueda dar más humildad, porque todos siempre estaremos necesitados de esta santa virtud. Le ruego que no se olvide de hacerlo de verdad, por favor. Lo que sí quisiera decirle es que después de haberme casi ignorado por completo, porque según Ud. no podía dedicarle un rato de su valioso tiempo a este trabajo que hasta ahora ha prejuzgado pero que apenas ha estudiado a fondo, esta carta que me ha enviado ayer día 30 de agosto del presente año me ha ayudado a santificarme más que su anterior postura de indiferencia. ¡Claro que soy orgulloso padre Contín! ¿Acaso son muchas personas las que se confiesan con Ud. que no reconocen en sí mismos este pecado para no verlo también incluso en Ud? Para su información este servidor este es el primer pecado que le corta la cabeza en todas mis confesiones ¿Ud. no lo hace? El pecado del orgullo al igual que nuestra hipocresía se esconde en nosotros como cuando Adán y Eva se escondieron al escuchar a Dios en el jardín del Edén. Tal y como cuento en mi testimonio de conversión, después de que me colgasen la etiqueta social de enfermo mental, quise ser en mi ignorancia sacerdote, religioso o misionero laico. Digo en mi ignorancia porque en aquel momento no sabía que para ser por ejemplo un clérigo como Ud. tenía que ser íntegro y perfecto, casi sin mancha. Con esto quiero decirle que ahora comprendo porque el Señor no permitió que ni tan siquiera cursara estudios eclesiásticos, pues de haber sido aceptado como sacerdote hubiese tenido que aguantar la reprensión y la censura desde su flanco. Ahora doy gracias a Dios, ya que tengo la suficiente libertad para poder actuar sin tener que ser procesado por la propia inquisición como le ha sucedido a la mayoría de los santos que han estado dentro de la jerarquía. Le comunico que a pesar de que no soy oficialmente sacerdote, es lo que extraoficialmente siento que soy y ante esto debe de saber que, en la locura todo vale, menos el pecado.
Le recomiendo la lectura de la Subida al Monte Carmelo de san Juan de la Cruz. Allí el santo explica cómo incluso cosas buenas pueden «embarazar» nuestra alma, despistarnos e impedir el camino hacia nuestra unión con Dios, que es el camino de la fe en pobreza espiritual. Es lo que le puede pasar a usted si sigue dispersando su tiempo. Si no quiere hacerme caso en lo que le digo, lea por favor a este santo.” Le agradezco todas sus recomendaciones y es lo que debería de esperar de parte de un sacerdote como Ud. Dice que en la lectura de la Subida del Monte Carmelo el santo explica como incluso «cosas buenas» pueden “embarazar” nuestra alma, despistándonos […]. No sé si se dará cuenta Ud. que al menos reconoce de una forma indirecta que lo que aún no ha considerado para poder estudiarlo con mayor detenimiento dice que es una “cosa buena”. Quizá después del responso que me hecha, sin darse cuenta se encuentre en una contradicción, no lo sé.
Antes de despedirme quisiera agradecerle de nuevo de todo corazón sus palabras, pues ya he dicho que me han ayudado a santificarme un poco más. Si le parece bien, le vuelvo a dejar el enlace de la página que ya conoce, por si quisiera darme la oportunidad en esta ocasión de conocer al menos mi testimonio por escrito. Estoy seguro de que con su ayuda podría seguir dándome aún más consejos y recomendaciones para que pueda ser más útil a los demás.
Un fuerte abrazo en Cristo +
Jesús
De: Jesús del Pino Marín <buenanueva@hotmail.es>
Enviado: sábado, 5 de octubre de 2024 13:12
Para: guillermo.contin@createología.es <guillermo.contin@createología.es>
Asunto: Hola P. Guillermo
Alguien dijo una vez: “Te criticarán por lo que eres, por lo que no eres y por lo que piensan que eres. Te juzgarán por lo que haces, por lo que no haces y por lo que dejas de hacer. Hablarán de ti por lo que dices y por lo que callas. Te señalarán por tus aciertos y por tus errores, por tus decisiones y por tus dudas. No importa cuánto trates de complacer, siempre habrá opiniones»
Así que, vive para Dios, porque al final, lo único que importa es serle siempre fiel en tu camino.
Unidos en la oración.
Un fuerte abrazo en Cristo +
Jesús